I
(Mirada)
Te encontraré entre los ecos de un día prosaico;
y susurrando a la tarde, Mirada celeste,
-y que se diga, pues verdes no son, son agrestes-
te sonreiré y sonreiré. Tú, mi amor ptolemaico.
Te encontraré entre los dédalos de los mosaicos
y susurrando a los sacos de espíritus huestes
-y que se diga que mi ego susurra al noreste-
te sonreiré y sonreiré. Tú, mi amor algebraico.
Encantadores poemas renacen, Mirada.
Esmeraldinas tus iris, aunque azules sean,
te reavivan los labios, sonrisa perlada.
Alejandrinos sonetos renacen, Mirada.
Adamantina tu esencia, aunque entrañable sea,
sé que a solas no eres más que nada, nada y nada.
-Williams Von Krauss-
He aquí un poema con catorce versos dispuestos en forma de soneto. Todos los versos son alejandrinos y sáficos, exceptuando el último. La pauta de las tónicas es 4º, 7º, 10º y 13º sílabas.
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