martes, 5 de mayo de 2009

Poema V - Soneto caótico

Soneto Caótico (caos de elementos)

Y las estrellas caen ardiendo desde el cielo,
Como flechas en llamas llegadas del infierno.
Y la dura tormenta ruge en el firmamento
Proclamando su reino, proclamando el averno.

Y las olas que rompen salpican las alturas
Sumiendo a los acantilados en la tortura.
Y el viento traicionero se arrastra por las turbas
De la firme tormenta atando cualquier bruma.

Y al fin acaba el orden marchito por el tiempo,
Consumido a sí mismo, y quemado y ardiendo,
Y gritando: “¡Yo vivo!” Inocente era su ego.

Pero son sus cenizas que prenden negro fuego
Las que desatan caos, el caos del infierno,
Y más fuego en el cielo… El caos de elementos….

--Williams Von Krauss--

jueves, 23 de abril de 2009

Duerme y no despiertes (Poema VI)

Duerme y no despiertes

Primera voz

Duerme, duerme y no despiertes.

Entre las sábanas descansas,
tal y como descansan
las rosas en los valles;

luego entre mis brazos te duermes,
tal y como se duermen
los días en las tardes;

y dudo: creo que al fin sueñas,
tal y como al fin sueñan
las noches en las calles;

mas despiertas y me sonríes,
tal y como sonríen
los versos a las frases;

y te acercas para besarme,
tal y como se besan
nuestros labios de jade.

Duerme y duerme y no despiertes.

Segunda voz

Duerme, duerme, y no despiertes.

Entre las sábanas descansas,
tal y como descansa
el césped en los parques;

luego entre mis brazos te duermes,
tal y como se duerme
rodeado por ángeles;

y dudo: creo que al fin sueñas,
tal y como al fin sueñan
la creación y el arte;

mas despiertas y me sonríes,
tal y como sonríe
la confianza sin males;

y me acerco para besarte,
tal y como se besan
un hijo y su padre.

Duerme y duerme, y no despiertes.

Tercera voz

Duerme, duerme, y no despiertes.

Entre las sábanas descansas,
tal y como descansa
la ceniza en los valles;

luego entre mis brazos te duermes,
tal y como se duerme
el punto en cualquier frase;

y dudo: creo que aún no sueñas,
tal y como al fin sueñan
las luces con las tardes;

mas ni despiertas ni sonríes,
tal y como sonríe
la confianza sin males;

y me acerco para llorarte,
tal y como se llora
con lágrimas de sangre.



Gracias a los lectores que supieron apreciar este repentino poema de una noche invernal.

viernes, 13 de febrero de 2009

Paladín de paladines (parte I) - Poema III

Paladín de paladines (Parte I)

Su liso escarpe asoma entre unas ropas,
Así escondiendo entre sombras la rosa.

Las grebas y grebones ya morían
Entre telas y bajo las rodillas.

Los ornados quijotes no se otean,
Pero al andar su silueta se aprecia
Sobre las ropas que anudadas cuelgan
Bajo las dos férreas escarcelas.



Con gracia cae la ambarina tela,
Y entre sus pliegues negra cruz ostenta.

Lisa reposa cubriendo ambas piernas,
Los quijotes y por poco las grebas.

Algunas finas letras hay cosidas
Entorno a la cruz y con vana rima:
“Paladín, ve y da tu aliento, tu vida.
Paladín, toma mi nombre, mis siglas”.



La coraza bruñida exhibe tramas
De olivos y lustre, racimos y ramas.

Entre las hombreras y la coraza
Otra tela holgada está encadenada.

De fino lino está tejido el lienzo,
Que enmascara hasta el vientre y desde el pecho
Estático ondea a pesar del viento,
Las crestas blancas, pajizos los huecos.



Nacen bajo las extensas hombreras
Los guardabrazos ocultos y telas.

Simples y plateados los codales
Dejan paso a los fervientes brazales.

Los mandiletes cierran la armadura.
De plata y oro cubren manos rudas,
Que olvidaron antaño la ternura,
Que desde siglos ignoran las dudas.



La mano firme sostiene su yelmo
Entre la coraza y su brazo izquierdo.

Su yelmo anciano, un viejo compañero,
Con su oro deslucido por el tiempo.

Él, exánime en la perpetua calma,
Reposa en el hombro su vasta espada,
Un hondo amor, para siempre su hermana,
Fiel en la paz y fiel en la batalla.


-Williams Von Krauss-



Bueno, he aquí un puñado de versos endecasílaboss de un poema mucho mayor y muy muy descriptivo!

Para mayor comprensión:

Escarpe: placa metálica que cubría el empeine del pie.
Grebas: armadura que protegía la zona delantera de la tibia.
Grebones: protegía la parte posterior de la tibia, los gemelos.
Quijotes: protegían los muslos, normalmente articulados para adaptarse mejor.
Escarcelas: placas metálicas que colgaban de la falda de la coraza sobre los quijotes.
Guardabrazos: protegían el brazo del codo al hombro.
Brazales: protegían los antebrazos.
Mandiletes: guantes de placas metálicas articuladas para las manos.